Lo masculino y femenino desde la Cábala

Dimensión masculina y femenina dentro de la realidad finita e infinita bajo la perspectiva de la sabiduría cabalística.

En nuestra realidad, podemos entender que lo masculino y femenino, constituyen una propiedad de nuestra existencia. Esencialmente son lo mismo pero muestran comportamientos contrarios en determinadas situaciones. Lo masculino representa el dar y el deseo de dar; mientras que, lo femenino, representa el recibir y el deseo de recibir. La recepción también supone la oscuridad que permite que se perciba la luz y, lo masculino, representa esa luz que para manifestarse necesita un nivel de densidad u oscuridad donde poder expandirse.

Toda la realidad supone la unión de los principios masculino y femenino pero, para poder entender estos conceptos, hay que salir de la dualidad y la rigidez de nuestras estructuras y del lenguaje. Debemos funcionar en el lenguaje eterno e infinito en el que debemos operar para lograr una comprensión unificada de la realidad ya que, masculino y femenino, no son dos realidades antagónicas sino formantes de un todo.

Lo masculino y femenino en El Infinito

En El Infinito no existe masculino y femenino, no hay dualidad ya que no hay límites de forma ni espacio ni tiempo. Lo que sí existe son diferencias vibracionales, en un nivel superior y, niveles de energía en un nivel inferior; estos niveles de energía son fruto de la densificación de las frecuencias vibracionales más altas.

A las frecuencias vibracionales más altas (AB-72) las llamaremos frecuencias vibracionales masculinas y a las más bajas (SAG-63) las llamaremos femeninas. En este nivel de infinitud, no existe diferenciación entre lo masculino y lo femenino, sólo podemos decir que unas vibraciones son femeninas respecto a las otras. El carácter restrictivo de una vibración será femenino respecto a la otra de carácter expansivo que llamaremos masculino.

Masculino y femenino en el Infinito (misma esencia)
Línea superior: frecuencias vibracionales masculinas (AB-72)
Línea inferior: frecuencias vibracionales femeninas (SAG-63)

En el origen del plan general de la creación (Adam Kadmon), la primera representación de lo femenino son las frecuencias vibracionales más bajas SAG-63 (la segunda línea vibracional en la imagen).

Las autocontracción de las frecuencias vibracionales darán lugar a las energías que, en este nivel de Infinito también serán masculinas y femeninas, unas con carácter expansivo y otras con carácter restrictivo. En este nivel, dentro del plan general de la creación, distinguimos dos formas de energía en función a su nivel de frecuencia (MA-45 y BAN-52), las primeras diremos que son masculinas y las segundas femeninas pero sólo por su nivel de frecuencia.

Llegados a este punto, entendemos que lo femenino en esencia es lo mismo que lo masculino pero con un comportamiento vibracional o energético diferente; y, que lo femenino, es la autocontracción de lo masculino.

Or y Kli

Profundizando en el entendimiento de lo masculino y lo femenino, vamos a explicar el concepto de Or y Kli: el Or sería la luz y el Kli el receptáculo que hace posible que la Luz se manifieste. En función de la capacidad del Kli se podrá manifestar más Luz.

Or y Kli, deben conjuntarse para poder dar lugar a la creación ya que ésta no puede existir sin estos dos componentes. Lo masculino tiene que tener una energía autolimitada; y, lo femenino, tiene que limitar su restricción para no atrapar toda la luz y dejar que esta se manifieste.

La energía masculina tiene que autorestringirse, pues si se da totalmente rompe el kli. Para que pueda dar a lo femenino tiene que tener una energía autolimitada para que el kli no se rompa y pueda recibir esa energía.

Lo masculino es femenino y lo femenino es masculino

Dentro del Infinito, en términos de frecuencias, lo masculino es femenino con respecto a su orden superior y, lo femenino, es masculino en orden a su nivel inferior.

Por otro lado, los masculino debe restringir su energía para que lo pueda contener el recipiente donde se manifieste; y, lo femenino, no debe ser totalmente restrictivo para no congelar o eliminar toda la luz que le llega.

El Arbol de la Vida

En el estudio del árbol de la vida se pueden hacer distintas interpretaciones con respecto a lo masculino y femenino.

En el Árbol De La Vida cosmogónico la dimensión de Jojmá sería masculina respecto a Biná que sería femenina respecto a Jojmá pero masculina respecto a las dimensiones inferiores. Las seis dimensiones o sefirot siguientes (desde Jesed a Yesod) serían masculinas con respecto a Maljut que sería femenina.

Adam Kadmon

Si dividimos el árbol en tres pilares verticales el de la izquierda sería el de la restricción (fuerza femenina), el de la derecha supondría la expansión (fuerza masculina) y el del medio el equilibrio entre los dos. Tenemos un artículo explicando esta estructura del Árbol De La Vida.

En otro análisis del árbol de la vida vemos como, tanto el árbol como las subdimensiones que encontramos dentro de cada una de las sefirot tenemos cinco sefirot masculinas (Kéter, Jojmá, Jesed, Tiferet y Netzaj) y cinco femeninas (Biná, Guevurá, Hod, Yesod y Maljut). Cinco dimensiones que otorgan y cinco que reciben.

En el caso de Jojmá y Biná, debe existir una restricción de la expansión de la Jojmá por parte de la Biná. Del mismo modo, la Biná no puede restringir toda la luz de la Jojmá. El árbol necesita de ambas energías: la luz de la jojmá y la restricción de la Biná que, a su vez, tiene la función de medir la luz que va a llegar a cada uno de los Kelim donde está enviando esa energía.

La dualidad

El mundo no puede existir sin el concepto de dualidad: masculino – femenino, arriba – abajo, bueno – malo… Todo lo que conocemos, aprendemos, percibimos y experimentamos en nuestra realidad finita, se basa en esa dualidad. En ciencia, por ejemplo, se usan las claves dicotómicas (partir de afirmaciones contrapuestas) para identificar los organismos. Otro de los métodos utilizados en ciencia y en investigación, es la taxonomía o ciencia de la clasificación. Por tanto, el ser humano, tiende a fragmentar para poder entender.

Nosotros existimos en el mundo de la Bet, nuestra percepción de la realidad y, por tanto nuestro nivel de conciencia, es dual ya que toda nuestra experiencia y aprendizaje sucede dentro de esta dimensión. Hay que hacer un gran esfuerzo de aprendizaje, meditación y desarrollo personal y transcendente para poder acceder a planos superiores, lo que llamamos conciencia Alef. Pese a nuestros niveles de conciencia y a que nos encontramos en una percepción subjetiva de la realidad pues nuestra visión de la realidad es fragmentada, podemos llegar (a través de lo simbólico y de la meditación) a entender los universos superiores.

El gran trabajo, por tanto, del ser humano, es caminar hacia la unicidad, ya que como hemos visto en nuestros estudios de Cabala y se refleja en estas páginas con la transición de lo infinito a lo finito, venimos de Uno aunque para poder crearnos se haya tenido que hacer un proceso de configuración de energías masculinas y femeninas.