Las leyes herméticas en la kabbalah

Todos hemos oído hablar de las leyes herméticas, conocidas por otros como leyes metafísicas, espirituales, universales, cósmicas… Son las 7 leyes que rigen el universo en el plano espiritual. Actúan siempre, tanto si las conoces como si no, de modo que es mejor conocerlas, porque te vas a ver expuesto a ellas sí o sí.

A modo de recordatorio son las siguientes:

1.- Ley del Mentalismo: “Todo es mente; el universo es mental”.

Es decir, todo lo que pensamos está destinado a convertirse en realidad. Como dice Paulo Coelho “El universo siempre conspira para que tus deseos se cumplan”, pero hay una excepción, a saber, “siempre que creas que lo mereces”, porque si crees que no lo mereces, entonces tu duda generará que no se cumpla. 

Esta ley también ha sido llamada Ley de la Creación.

2.- Ley de la Correspondencia: “Como es arriba, es abajo; como es abajo, es arriba”; “como es adentro, es afuera; como es afuera, es adentro”.

Esta ley manifiesta que todo lo que existe en el plano espiritual, también existe en el plano de la materia. Fija las consecuencias del plano espiritual en la materia. Cuando nosotros cambiamos algo en el plano espiritual con nuestro conocimiento, esto también tendrá efecto en la materia, pero también al revés. 

3.- Ley de la Vibración: “Nada descansa; todo se mueve; todo vibra”.

Todo está en movimiento, nada está quieto, aunque sea de forma imperceptible, el movimiento es continuo y este movimiento produce una vibración, o esa vibración produce un movimiento.

4.- Ley de la Polaridad: “Todo es dual; todo tiene su par de opuestos; todo tiene polos y los extremos se tocan, todas las verdades no son sino medias verdades, todas las paradojas pueden ser reconciliadas”.

Calor y frío son extremos de una misma cosa y sólo se diferencian en grado. Espíritu y materia son de la misma naturaleza y sólo se diferencian en grado de vibración.

5.- Ley del Ritmo: “Todo tiene sus mareas; la oscilación del péndulo se manifiesta en todo”.

Todo tiene una acción y una reacción. “Después de la tempestad viene la calma”, “No hay mal ni bien que cien años dure”.

6.- Ley de la Causalidad: “Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa. La casualidad no existe”.

No hay una causa sin efecto y todo efecto tiene una causa original. También ha sido llamada Ley de la Dinámica o de Causa y Efecto y tiene puntos en común con la Ley de la Resonancia.

7.- Ley del Género: “El género está en todo; todo tiene sus principios masculino y femenino”.

Para crear es preciso tener un polo masculino y otro femenino, siendo el sexo sólo un aspecto de esta ley.

Podemos encontrar algunas variaciones sobre estas siete leyes, aunque están incluidas en las expuestas anteriormente:

Ley de la restitución de la Armonía (Karma).

Un acto de aprendizaje siempre debe comprender las dos experiencias contrarias para que nos sirva para llegar a la última perfección. Esa ley también se llama Ley de la Compensación. 

Ley de la Resonancia: “Todo aquello que trasmitimos, vuelve a nosotros reforzado”. 

Queda reflejada por la frase de Jesús: “¡Quien viento siembra, recoge tempestades!”) 

Ley de la Atracción: Rige la atracción que se produce entre los distintos elementos. Por ejemplo, la atracción que se produce entre almas (almas duales, almas gemelas), o entre planetas (como la Tierra gira alrededor del Sol), pero también rige nuestro deseo de volver a Dios, puesto que la luz divina nos atrae hacia ella.

Las leyes herméticas son una expresión de Keter junto al aspecto de la unidad expresado por la anhelada devekut. Cuando las vivimos en armonía aportamos Luz y estamos en midá (‘medida’, también traducido por virtud); cuando no las vivimos, estamos en klipá (‘cáscara’, también traducida por vicio) y podemos generarnos muchos problemas a nosotros mismos y a los demás. 

Esta unidad con Dios se expresa mediante las leyes herméticas, pero también en la solidaridad con todo lo que es: las personas, el cosmos, los animales y las plantas, con nuestro entorno. También implica la comprensión de la omnipresencia de Dios en la creación visible e invisible. Significa al mismo tiempo reconocer que en cada uno de nosotros, por medio de nuestra alma, hay una parte de Dios, una chispa divina. Esta unión con Dios implica el conocimiento de que todo está en todo, que lo pequeño está en lo grande y lo grande en lo pequeño. 

Respecto a las leyes herméticas debemos tener en cuenta tres aspectos:

1º Tenemos conciencia de que las leyes cósmicas existen.

2º Saber cómo funcionan.

3º Aplicarlas en nosotros. 

Sólo cuando tengo integrado el conocimiento de estas leyes cósmicas en mi vida soy capaz de encontrar soluciones para cualquier situación del pasado, del presente o del futuro y entenderlas, porque si entiendo mi intervención en situaciones concretas e integro este conocimiento en mi vida entonces puedo verme como parte de Dios y, al mismo tiempo, veo la chispa divina en los demás.

Evidentemente cuando la esfera de Keter está klipá la persona no es capaz de entender por qué le suceden las cosas y una de las razones es la falta de reflexión y de entender que uno cosecha lo que uno siembra, aunque no recuerde cuándo lo sembró, porque pudo ocurrir en una vida anterior, tampoco parece comprenderse que si se sigue sembrando lo mismo, el resultado (efecto, cosecha) será el mismo. Estas personas se preguntan constantemente ¿por qué siempre me sucede lo mismo? 

De otra parte, la personas que expresan la klipá responsabilizan de los hechos a otras personas. Sin embargo, pase lo que pase, cada quien atrae sus propias situaciones. En la vida no sucede nada sin tu consentimiento. Cuando permito que otras personas actúen, porque no les pongo límites (Guevurah), mi permiso ahí consiste en no haber hablado o actuado antes y, por lo tanto, he generado las causa para un efecto, ya que con el acto de la siembra uno prepara el futuro y nuestras acciones de hoy determinan el futuro del mañana.

También la klipá se muestra en el resentimiento y en las acusaciones que atan a las situaciones de antaño, porque sus expresiones del tipo “si hubiera hecho…, si hubiera tenido…” muestran una existencia no reconciliada con sus decisiones del pasado, porque no entienden que los fallos son necesarios para aprender y poder desde ello construir el futuro. Debe entenderse que los hechos del pasado no se pueden cambiar, que sólo es posible cambiar la perspectiva desde la cual los miramos y cómo nos sentimos con respecto a ello. Nuestras decisiones fueron correctas porque las tomamos en base a la información que teníamos en ese momento. Sólo cuando lo comprendemos podemos aprender constructivamente de las situaciones y encontrar soluciones constructivas. Con cada decisión causamos un efecto y no asumirlo nos habla de una existencia no reconciliada y de la no asunción de responsabilidades por nuestras decisiones y actos. 

Igualmente, vinculado con la klipá de Keter y en cierto modo también en las leyes herméticas no hay una búsqueda de la unión con Dios o no se siente e incluso esto puede ser impulsado de manera activa y la persona se retira o se presenta como “muy elitista”, porque no entiende que todo está relacionado con todo, entre sí y que en cada uno de nosotros descansa la chispa divina y que, por tanto, nadie está excluido de esta unidad.

Existen otras manifestaciones de la klipá de Keter no necesariamente vinculadas a las leyes herméticas con creer que he llegado, cuando en realidad siempre estamos en proceso de permanente construcción mientras estamos vivos; también lo es la soberbia espiritual, es decir, creer que estoy más elevado o iluminado que los demás y que por ello soy superior.

Por lo tanto sólo podemos generar midá si reconocemos que respecto a todo lo que ha pasado lo he aceptado a nivel de alma, he creado la causa para un efecto, están actuando las leyes de la compensación (karma), interviene la ley de siembra y cosecha y en ningún momento puedo quedarme excluido de la unión con Dios porque siempre formo parte del todo y de la comunidad, de modo que nuestro sentido de la separación es completamente subjetivo, es algo que sientes, pero que no se corresponde con la realidad ni con la verdad, así que el cómo yo organizo mi Ser con respecto al Eterno y con respecto a la comunidad sólo depende de mí y, por ello, es mi responsabilidad.

El desconocimiento de estas leyes no implica que no funcionen, ya que actúan tanto si las conocemos como si no, de modo que lo mejor es conocerlas y aplicarlas.

No importa lo que nos ocurre, no importa lo que logremos, no importa cuanta dedicación le pongamos. No importa lo que no logremos, al final la responsable siempre es una de estas siete leyes cósmicas… Lo cual no necesariamente implica que una de estas siete leyes sea la causante de eso, sino que una de estas siete leyes herméticas es la responsable de esto. Si yo actúo de la manera adecuada o no esa es otra historia. Podemos evitar un montón de cosas, incluso una ley natural, incluso nuestro jefe… pero las leyes cósmicas no podemos esquivarlas y tampoco te las puedes sugestionar a ti mismo. Ellas aplican para todos los seres humanos, para los 8 mil millones de personas, al completo. Es decir, se conjuntas todas las leyes cósmicas.

Bibliografía:

Anónimo (Tres iniciados) (2004): El kybalion, Sirio, Málaga. 

Chopra, Deepak (1997): Las siete leyes espirituales del éxito. Una guía práctica para la realización de sus sueños, Barcelona, Círculo de lectores. 

Noguchi, Yoshinori (2019): La ley de espejo. La regla mágica para solucionar cualquier problema de la vida, Barcelona, Editorial Comanegra. 

Sala, Sagrario (s.a.): Las afirmaciones de Hermes. La puerta que lleva al conocimiento de sí mismo a través de la llave hermética, Castelldefels (Barcelona), Ediciones Sangrila.

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