El Árbol de la Vida es un símbolo antiguo y universal que se encuentra en muchas culturas y religiones de todo el mundo. En su forma más básica, el Árbol de la Vida representa la conexión entre el mundo físico y el mundo espiritual, y la idea de que todas las cosas están interconectadas y son parte de un todo más grande.
El Árbol de la Vida es a menudo representado como un árbol con raíces profundas que se extienden hacia el suelo, y ramas que se extienden hacia el cielo. Cada parte del árbol representa un aspecto diferente de la vida y la creación.
En la cultura cristiana, el Árbol de la Vida es a menudo representado en la forma de la cruz, y representa la conexión entre Dios y la humanidad. El fruto del árbol, a menudo representado como manzanas, simboliza la tentación y la caída del hombre.
En la cultura hindú, el Árbol de la Vida es conocido como el Ashvattha y representa la inmortalidad y la conexión entre el mundo físico y el mundo espiritual.
En la cultura china, el Árbol de la Vida es conocido como el Árbol del Mundo y representa la conexión entre los tres reinos: el cielo, la tierra y el inframundo.
En la cultura egipcia, el Árbol de la Vida era conocido como el «Ished Tree» y era considerado como un árbol sagrado que otorgaba la inmortalidad a los dioses y a los faraones.
En la cultura persa, el Árbol de la Vida era conocido como el «Gaokerena» y era considerado como un árbol sagrado que crecía en el paraíso. Se creía que sus hojas tenían propiedades curativas y que su fruto tenía poderes mágicos.
En la cultura azteca, el Árbol de la Vida era conocido como el «Xiuhtecuhtli» y era considerado como el centro del universo. Se creía que los dioses crearon el sol y la luna a partir de su fruto.
En la cultura budista, el Árbol de la Vida es conocido como el «Bodhi Tree» y representa el árbol bajo el cual Buda alcanzó la iluminación. El Bodhi Tree es considerado como un símbolo de la sabiduría y la liberación.
En la cultura islámica, el Árbol de la Vida es conocido como el «Sidrat al-Muntaha» y es descrito en el Corán como el árbol más alto del paraíso. Se cree que el Profeta Mahoma lo vio en su ascenso al cielo.
En la Kabbalah se utiliza el Árbol de la Vida, un esquema ampliamente comentado en este sitio, compuesto por diez sefirot (o esferas) interconectadas con veintidós canales que representan los atributos de Dios en la Creación. Gracias al conocimiento de estas dimensiones, se puede estar en contacto con el Creador, ya que se entiende que somos imagen de Él. Para acercarse al Eterno, según la Kabbalah, hay que hacerlo a través del estudio de los textos sagrados, las buenas acciones, el cumplimiento de los preceptos y la meditación.
Basado en el artículo «The Tree of Life: Meaning and Symbolism» publicado en mythologian.net