Libro de claves para buscar la verdad

El valor numérico de cada palabra hebrea supone la esencia de lo que, en Cábala, se llama Sod (secreto); y supone uno de los cuatro modos de interpretar la Torá. En este artículo, introducimos este conocimiento comúnmente llamado Guematría.

La kabbalah tiene en sus métodos de trabajo (guematria, notarikón, temurá y atbash) un libro de claves para la búsqueda de la verdad. Te descifra lo oculto tras las simples palabras hebreas que en apariencia parecen no tener significado escondido ni relación las unas con las otras y así el cabalista logra descubrir verdades que subyacen ocultas y revelar lo secreto. 

imagen cedida por aprendecabala.com

La guematria nos pone en relación palabras aparentemente inconexas de modo que encontramos entre ellas hilazón y un significado más profundo, así ahavá אהבה ‘amor’, bohú בהו ‘vacío’ y ejad אחד ‘unidad’ poseen el mismo número 13, ya que cada letra hebrea posee un valor numérico, y, por tanto, las letras pueden ser traducidas a números. Las palabras con el mismo valor numérico tienen una equivalencia. Así que hay que “vaciarse de uno mismo para alcanzar la unidad en el amor” o “el amor es una consciencia continua e inquebrantable hacia la unidad” nos revelará esta guematria.

El notarikón es encontrar el significado de una palabra mediante el significado de cada una de sus letras, ya que cada letra hebrea posee uno o varios significados. La voz ra רע ‘mal’ está compuesta de la letra resh ר cuyo significado es ‘soplo’ y la letra ayin ע uno de cuyos significados es ‘ojo’, de modo que el mal es un “soplo en el ojo”, cosa que hacemos cuando un elemento ajeno a él nos impide la visión correcta, luego el mal cumple una función terapéutica.

Estos procedimientos además se pueden combinar. Vemos así que se ha denostado en las ‘religiones’ dat דת el daat ‘conocimiento’ דעת, pero si a la religión le quitamos el conocimiento perdemos la letra ayin ע que significa ‘ojo’ y ‘fuente’, de modo que la religión al quedarse sin ‘ojo’ se queda ciega y al faltarle la ‘fuente’ se queda seca. 

Otro procedimiento cabalístico es la temurá por el cual al alterar el orden de las letras de una palabra hallamos nuevos significados que habían permanecido ocultos hasta ahora. El ‘mal’ ra רע al darse la vuelta se convierte en ‘despierto’ er ער, por lo que el mal tiene la función de despertarnos. O אני ani ‘yo’ y אין ain ‘nada’ comparten las mismas letras en distinto orden, así que el אין סוף ain sof no es la ‘nada infinita’ literal, sino que su sentido oculto es ‘Yo infinito’, el único que existe en el Universo, porque todos formamos parte de él y nuestro yo es nada.

Estos son sólo algunos ejemplos de cómo la kabbalah nos revela los secretos escondidos en las palabras y en la medida que nos los muestra nos aporta luz y claridad.