Shevirat Ha-Kelim: la lección espiritual detrás de la ruptura de las vasijas

Cuando uno piensa en la creación del universo y su perfección simétrica en casi todos los aspectos; cuando comprueba como parece existir una geometría minuciosamente elaborada, como un tejido, en el que caben todos los fenómenos que se producen dentro del universo; cuando se observa como – con la precisión del más perfecto de los relojes, encajan todos los engranajes… El creyente y el no creyente pueden quedar maravillados por toda la consecuencia de la primera causa o causa raigal. Sin embargo, en kabbalah se estudia que, al principio, no fue todo orden y organización perfectamente estructurada.

Energía del Ein Sof entrando en el plano finito recién creado

Se habla de un momento previo en el que se crea un espacio finito creado en la infinitud la Luz del Ein Sof y produce un fenómeno llamado la ruptura de las vasijas o recipientes (Shevirat ha-kelim). Este fenómeno supone, según aparece recogido en textos cabalistas como El Zohar o El Bahir, el estallido o ruptura de aquello que, en el plano finito, tenía la misión de contener la Luz infinita. Esta Luz, de una dimensión infinita, al ser mucho más potente que el receptor, produjo su ruptura.

Realmente no se podría hablar de ninguna ruptura, mucho menos de unas vasijas o recipientes. Sin embargo, una vez más, nos encontramos la dificultad de verbalizar un suceso cosmogónico “existente” en un plano inaprehensible para el ser humano. Por este motivo se usa el lenguaje simbólico, para tratar de nombrar algo que está en otro plano. 

¿De qué están hechas esas vasijas o receptores?, para algunos autores, de la misma Luz del Infinito pero con frecuencia más baja. Estas frecuencias, con este cometido, al ser de nivel más bajo no pudo contener esa Luz mucho más potente proveniente del Infinito. Esto provocó que la mayor parte de esa Energía volviera al infinito pero, que otra parte, quedara dispersa dentrol del espacio finito, cubierta por estructuras llamadas klipot. De aquí surge el concepto Klipot como fragmentos que cubren esas Luces excelsas que quedaron atrapadas en el plano finito.

Posible aspecto de Shevirat Ha-Kelim

Con esta ruptura se entiende, en parte, el nacimiento de un tipo de mal, las Klipot, que son esas estructuras que cubren la Luz Divina, esto da lugar a lo que denominamos mal por ocultamiento (trasladado al plano del individuo podríamos encontrar el mal por desconocimiento como símil con este fenómeno cosmogónico). No obstante este fenómeno alberga, a su vez, una gran enseñanza, consuelo, esperanza y alegría para el cabalista, ya que la Luz divina sigue presente en el universo. Teniendo en cuenta este aspecto se puede llegar, según los sabios, a conectar con esta Energía raigal del primer momento de la Creación.

Aunque se podría plantear que hubo, en un primer intento, un fallo del sistema al crear el universo; que el proceso salió mal; y, por consiguiente, se creó una situación de caos y vacío (Tohu Bohu), en realidad no fue así. Este y otros fenómenos son distintos mecanismos dentro del engranaje que propicia todo el proceso de la Creación. Gracias a este momento de diseminación de las Luces dentro del espacio finito, surge la tarea del individuo de desarrollar su Tikun, que es el proceso por el cual cada persona satisface y cumple la tarea para la que su alma vino a este mundo. Por otro lado, en el plano cosmogónico, sirve para que las energías vuelvan al Ein Sof y se reorganicen; posteriormente, en el llamado segundo Tzimtzum o Tzimtzum Bet, la Energía del Ein Sof se reconfigura en el Olama Atzilut (universo de la emanación) y da lugar al proceso maravilloso de la Creación.

A partir de este momento de ruptura de los recipientes, los cabalistas desarrollan toda la enseñanza de la kabbalah; es cuando podemos hablar del orden perfectamente estructurado que existe en la Creación. Esta estructuración se ha representado en la kabbalah con el Árbol De La Vida y los veintidós senderos, una herramienta para entender la energía Divina manifestada en todo.

La conclusión y lo que nos demuestra la ruptura de las vasijas (Shevirat Ha-kelim) es que la Luz Infinita no puede mostrarse tal cual es en la creación porque es tan potente que convertiría todo en infinito. Por ello tiene que reducir o revestir (a veces se usa el término autocontracción) su Luz para poder manifestarse dentro de la Creación. También demuestra que la naturaleza expansiva de la energía raigal tiene que tener su contraparte en perfecta conjunción para evitar el desastre que supuso en aquel primer momento (en el plano psicológico determina la importancia de armonizar lo masculino y femenino en el plano finito). Cabría destacar que, en Kabbalah, lo masculino y lo femenino no están separados ya que dentro de lo masculino hay femenino y dentro de lo femenino hay masculino.

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