Es tan importante sembrar una visión de futuro en nuestros niños y jóvenes. Saber para que vivir y hacia donde nos proyectamos, traza el camino de las realizaciones individuales y colectivas. El ser humano es un ser en camino, dentro de una perpetua búsqueda que puede parecer utopía, a veces, pero que es la luz que brilla al final del túnel, y que cuando brilla, nos indica hacia donde caminamos.
Cuando hay un hacia dónde ir, cualquier distancia se hace corta, cuando el barco tiene un puerto seguro hacia donde arribar, todo viento le es favorable. Cuando hay una meta clara y precisa, los desequilibrios del yo se minimizan, se superan y se corrigen, porque estamos enfocados en alcanzar un objetivo propuesto, y esto en si ya nos llena de felicidad.
Una meta alta y digna nos refina el espíritu, nos inyecta la fuerza necesaria en el día a día para lograr los objetivos. A la meta se llega paso a paso, y lo mejor es aprender a disfrutar del camino. Entonces, cada día cobra sentido, y cada avance, cada lectura, cada aprendizaje, cada nueva experiencia, suman felicidad y certeza para lograr el propósito.
El camino del joven en su búsqueda será transparente. Una fuerza interior innata le enseñará a desechar todo desvío, porque la potencialidad está ligada a su inteligencia superior que quiere llevar a la persona a la realidad posible de triunfo y esplendor para su vida.
Un propósito que tenga que ver con el desarrollo del potencial de una persona, ayuda a formar carácter, a acrecentar la voluntad, a salir de las esferas de un yo débil y baja autoestima. Un potencial que tenga que ver con desarrollar y fortalecer el yo interior de una persona forjará una personalidad sana, productiva, equilibrada, en donde el recurso tiempo, tan valioso este bien utilizado.
Muchas veces el desarrollo de la potencialidad se sitúa más arriba de la pura realidad material, de lo biológico del cuerpo, y alcanza niveles supra psíquicos, que en la metafísica se denominan como EL ALMA.
El alma es aquel espacio inmaterial pero muy real y sensible en donde se desarrollan los anhelos, las motivaciones para alcanzar las metas propuestas. Es decir, tenemos la oportunidad de existir y proyectarnos en niveles más altos de conciencia, en universos superiores, como describe la psicología mística.
Entonces, queda claro que, dentro de cada cuerpo, existe un alma dotada de inteligencia que lo anima, que lo lleva a expandirse y utilizar bien su tiempo presente para que lo anhelado, se realice.
Alcanzar un objetivo trascendente es un trabajo de toda la integridad de la conciencia de una persona; es decir es un trabajo que obedece a disciplina y un desarrollo interior, autoconocimiento y el trazado de hacia dónde querer llegar y que querer y hacer, en donde la persona entiende a propia voluntad, cual es la misión de su estar sobre la tierra.
Escritos tan antiguos y por su relevancia tan actuales, como el Talmud, la Misná, atestiguan patrones de conducta que nos lleven a enaltecer la vida. La tradición cuida celosamente el hilo transmisor de generación a generación los preceptos que llevarán a conseguir un buen vivir tanto personal como colectivo a favor de generar ambientes sanos en donde desarrollar las virtudes que han de sumar bienestar para todos. El Tikún personal (cumplimiento de corrección personal) atraviesa por las mismas aristas que el Tikún Olam, porque cada uno de los seres humanos conscientes, aportamos a la rectificación del Universo y corregimos las “letras del alma” en el cumplimiento de las Mizvot o los preceptos que nos ayudan a iluminar la voluntad y las decisiones.
La conciencia debe ser refinada con cada acto y cada pensamiento, sumando energía a las actividades de rectificación.
La aproximación del alma humana hacia el mundo más elevado que puede concebir la conciencia, “hará que cada quien retorne a lo que le es semejante.”
En la interioridad de la evolución de la conciencia humana hay niveles y niveles, toca a cada quien ascender en base a voluntad interior firme, constancia y un carácter de excelencia en el plano de la personalidad. La fuerza de Tiferet (El Yo trascendente) nos eleva hacia estándares de plenitud en la realización y en la alegría de que fuimos creados.
Es asunto humano conocer, investigar, auto desarrollar el potencial que pulsa desde lo más profundo de la psiquis y encuentra canales como la inteligencia, la disciplina, la perseverancia, la voluntad para ascender hacia el objetivo deseado.
¿Qué es lo que el hombre debe buscar en la vida?
Pregunta el discípulo al Maestro, el que contesta: el hombre debe aproximar su alma al mundo más elevado, que pueda concebir en lo más alto y brillante de su pensamiento superior.
La pregunta más importante que se hace el ser humano en toda filosofía y toda búsqueda del sí mismo, es ¿para qué hemos sido creados?
Dentro de cada quien, hay una luz que contesta con certeza esta pregunta, el Maestro dijo: “Esa es la Ciencia de la Causa Final”. Nuestro trabajo es encontrarla. Deseo que tú encuentres el sendero que te ha de llevar a superar el nivel alcanzado día a día, más allá de todo lo cotidiano. Deseo que llegues a ser y estar en la felicidad que
Excelente artículo
Muchas gracias