El Yo y La Nada

«Aní» (אני), significa «Yo» en hebreo, es una palabra de profunda trascendencia en múltiples niveles: místico, filosófico, psicológico, antropológico. Su estudio revela aspectos fundamentales de la identidad humana. El «Yo» está ligado a la existencia en el tiempo y a través de él, en la transformación. «Aní» representa la manifestación fundamental de la identidad y la dualidad en el ser humano. Esto significa que el «Yo» individual es solo un reflejo del Yo Superior, entonces el Yo cotidiano es simultáneamente real al mismo tiempo que ilusorio. Real, en el sentido de que tenemos la ilusión de ser Únicos, con individualidad y propósito. Ilusorio porque en verdad, somos una emanación del “Yo” Supremo: el Ain Sof. El Infinito.

En la Cábala luriana, se enseña que la Creación surge de un acto de «Tzimtzum» (contracción divina), donde Dios «oculta» su presencia para permitir la existencia del «Otro». Este «Otro» es el «Aní», es decir cada uno de nosotros, el ser humano que se percibe separado de la Fuente, pero que, es la misma.

Así, «Aní» es visto como la percepción limitada del Yo individual, del Yo finito, como la mirada que tenemos de nosotros mismos en el espejo, dos opuestos en forma simultánea: el que ve, el que es mirado. Ambos confrontados en la misma paradoja de la ilusión de la forma, en substancia cambiante y evanescente. “Aní” quiere romper la ilusión para llegar a sentirse que, en su estado más elevado, es donde debe transformarse en «Ain» (אין, «Nada»*). En otras palabras, la evolución del «Yo» es un tránsito del Aní (אני, Yo) al Ain (אין, Nada), indicando el proceso de superación del ego para alcanzar estados de consciencia afines con la elevación que añora el alma.

Esta metamorfosis se vincula con la estructura del Árbol de la Vida en la Cábala, donde el «Yo» parte desde Maljut (Reino, manifestación física) y debe ascender hasta Kéter (Corona, el Uno Absoluto), deshaciéndose progresivamente de las ilusiones que circundan su proceso. «Aní» representa la identidad del Self (en términos de la Psicología de Jung) en la psique humana. Jung, dentro del Yo, distingue dos instancias: El Ego y el Si mismo (Self) que es lo medular dentro de la consciencia individual. De acuerdo con Jung, entenderíamos que debemos trascender apegos y miedos para dejar actuar a “Aní” o el “Self” en su camino y experiencia.

Jung también habla de la sombra, que sería el “Ani” atrapado en el egoísmo, el miedo y la ignorancia. En los días actuales, dentro de la rutina en la que alma corre, a veces olvidada de sí misma, el “Ani”, puede estar condicionado por expectativas externas. Sin embargo, el “Ani”, por la procedencia de su ser, se reconoce como un autentico canal de luz, cuya meta es alumbrar. «Aní» representa la identidad del Ser Individual, pero también su relación con la realidad divina. Es luminoso notar que «Aní» está compuesto por las letras:
Alef (א), Nun (נ) y Yod (י), que tienen significados profundos:

• א (Alef): Unidad, el silencio que precede a la Sabiduría.
• נ (Nun): Movimiento, humildad. Caída y renacimiento.
• י (Yod): Génesis de todo inicio. Semilla del Infinito.

Por eso, uno de los secretos cabalísticos más sorprendentes es la relación entre «Aní» (אני, Yo) con «Ein» (אין, Nada). Si reorganizamos las letras de «Aní» (אני), obtenemos «Ein» (אין). Esto simboliza que el verdadero «Yo» solo se descubre cuando el ego yesódico se ubica en su lugar y rol, dejando paso al ascenso de la consciencia hasta Tiferet, logrando penetrar el espacio de la personalidad altruista y equilibrada. En Cábala el Ego no se anula, es importante en el desarrollo de la personalidad y ascenso de la consciencia cuando cumple su rol y es un ego sano.

El «Aní» también tiene una conexión con el Nombre Divino. En Éxodo 3:14, Dios se revela a Moisés con la frase «Ehyeh Asher Ehyeh» (אהיה אשר אהיה, «Seré el que Seré», o “Estoy siendo lo que Estoy siendo”. El uso del verbo «Ser» (אהיה, Ehyeh) es un indicio de que la verdadera identidad es evolucionante, no estacionaria y exige el ascenso en la consciencia para llegar a su completud corregida, que es la Unidad con Dios, por eso “Aní” debe superar la ilusión de separación y sentir su interconexión con el Todo, habitando el Self profundo.

El camino de la verdadera realización espiritual es donde el “Aní”, el Yo individual, deja de verse separado y se reconoce como una expresión del Infinito. “Aní”, el Yo humano, es solo una sombra de la realidad mucho mas vasta, que se revela cuando “Aní”, el Yo íntimo se reconoce en la luz de la Sabiduría suprema, por eso «Aní» debe disolverse en el «Ain o Ayin» “Nada” para alcanzar su real Unidad y Completud. El concepto de Nada -Ain, Ein o Ayin- en Cábala no implica la inexistencia absoluta, no se refiere a un concepto vacío nihilista, sino una realidad más allá de la existencia convencional, un estado primordial del cual todo surge y al cual todo regresa. Es el estado de absoluta no-distinción, la potencialidad pura antes de la manifestación. Ain, o Ayin es la raíz de todo ser, la fuente del Ain Sof (אין סוף, Infinito), la realidad sin límites de la que emana toda la Creación).

Ilumina tu mente, Dra. Ruth Cobo

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