Analizando la evolución del papel de la mujer en la tradición del pensamiento místico judío, del que proviene la Cábala, su importancia ha sido crucial y ha ido evolucionando desde las antiguas matriarcas como Sarah, Rebecca, Rachel y Leah (fundamentales en la historia del pueblo de Israel), hasta la actualidad. Durante siglos, por la configuración de la sociedad se ocuparon de transmitir las tradiciones y los valores del pueblo judío a las generaciones siguientes; desempeñaron un papel crucial en el hogar, criando a los hijos y manteniendo la observancia religiosa de la familia.
A medida que la sociedad fue evolucionando, los roles se expandieron más allá del hogar, donde ocuparon espacios importantes en las áreas del comercio, las finanzas y, por supuesto, en la mística. Actualmente, sus roles en la sociedad siguen evolucionando, asumiendo más papeles de liderazgo: sirviendo como rabinas, educadoras y líderes comunitarios. A su vez, su integración e influencia en la Cábala son notables, habiendo infinitud de escritoras y transmisoras de este área del conocimiento a lo largo de todo el mundo.
En la Cábala
En cuanto al aspecto femenino dentro de la Creación, en Cábala, como profundización en la Unicidad, la separación masculino – femenino corresponde al universo dual de la Creación. En este plano existe división, sin embargo en el plano infinito esto no sucede. Para que exista toda la Creación, el infinito tuvo que restringirse, apareciendo la energía femenina como restricción de la masculina expansiva, pero siendo la misma energía con comportamiento diferente. Este aspecto es crucial para entender que, en esencia, masculino y femenino, son lo mismo, ya que provienen de la misma fuente.
«Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.”
Génesis 1:27
Aunque la Cábala supone la interpretación más profunda (nivel SOD) de la Torah, y este texto es bastante claro si se analiza literalmente, vamos a profundizar en este capítulo:
(1) Di-s crea al hombre: Está haciendo referencia al universo de la Creación Briah, en el que el alma humana puede ya existir en plano espacio-temporal.
(2) Varón y hembra los creó: Aquí deja claro la naturaleza dual de la Creación, en la que masculino y femenino coexisten y no puede existir lo uno sin lo otro. Anteriormente a este instante, en el universo de Atzilut (la emanación) no existe diferenciación entre lo masculino y lo femenino.
(3) A su imagen y semejanza los creó: Este es el aspecto más importante de este versículo donde el texto de la Torah deja claro que masculino y femenino son creados de la misma esencia infinita del Creador.
De este capítulo se extrae que masculino y femenino, los dos, son atributos de la Divinidad.
Cuando se hace referencia al Creador siempre se utiliza el masculino, como si El fuera masculino, pero es un problema filológico que se entiende como generalidad del lenguaje, no por la realidad del Ser supremo en Sí mismo. En la Totalidad no está diferenciado el masculino y el femenino, son uno. De hecho, cuando empieza a haber diferenciaciones, se produce una situación curiosa y es que lo masculino y lo femenino son lo mismo, sólo que reduciendo o autocontrayéndose para crear lo de arriba a lo de abajo (nos estamos refiriendo a frecuencias energéticas que van disminuyendo). En este sentido, la Cábala enseña que dentro de lo masculino está lo femenino y, dentro de lo femenino, está lo masculino. La armonía en esa oscilación entre lo masculino y lo femenino es lo que supone el aumento del Daat y, por tanto, del nivel de consciencia. Este aspecto es fundamental dentro del crecimiento espiritual del individuo en su camino de evolución y expansión. En el Infinito, lo masculino y lo femenino no están diferenciados; y, en lo finito, masculino y femenino son lo mismo en esencia, aunque con características definitorias que suponen la diferenciación.
Dejamos este vídeo correspondiente a nuestro curso de introducción a la Cábala dónde se explica el proceso del paso de la infinitud a la finitud, y en el que la conjunción de energías expansivas y restrictivas hacen posible el proceso. Esto nos da una idea de como el Ein Sof crea la realidad expansiva y restrictiva que conocemos como masculino y femenino.