Ver de lejos

Ver de lejos implica alejarnos de la empatía, dejar ir la ternura, aquella cualidad que nos acerca al otro, para entenderlo y amarlo.

Si no vemos de cerca al otro, ¿Cómo podemos entenderlo, ni tan siquiera conocerlo? Qué comunicación habría de crearse en una relación cuando hemos aprendido a ver al otro desde lejos, talvez por miedo de ser auténticos, por evasión de mostrarnos tal como somos, o por protegernos de la mirada cercana de otro ser humano, que en un mal aprendizaje sentiremos una mirada cargada de prejuicio, es decir sin fundamento.

Es más fácil ver de cerca al objeto, a la planta o a la mascota, talvez porque no nos cuestionan y nos aceptan tal como somos.

Ver de lejos al otro parte de que nos vemos de lejos a nosotros mismos, estamos fraccionándonos y no queremos verlo. El resultado de esto es la tristeza o la decepción ante la vida y lo que nos acontece. Ver de cerca implica amarnos, recibirnos, aceptarnos tal como somos, y el resultado es sentir alegría y deseo de vivir. Aceptarnos es amar la vida, recibir el proceso de encarnación es decidir entrar en correspondencia con la vida. 

En el aprendizaje interior está el ejercicio de cambiar la mirada, de mirar sin un juicio previo, de mirar desde cerca y no desde lejos para evitar distorsiones, me refiero ver de cerca al otro, al pariente, al amigo, al cónyuge, al hijo, recordando siempre ejercitando vernos desde cerca, a nosotros mismos.

©Ruth Cobo Caicedo.
Nukva
Psicología & Psicoterapia
0995690052

Deja un comentario