El Tetragramaton es la representación simbólica, con las letras hebreas, del nombre extendido de Di-s.
Para continuar con la comprensión del Adam Kadmon es necesario entender su simbolismo. Toda la información que va a llegar a nuestra «realidad» espacio-tiempo, desde el Ein Sof (El Infinito), es lo que llamamos hombre primordial. En él hay, como explicamos en este artículo, cinco niveles de frecuencia: Galgaltá, AB-72, SAG-63, MA-45 y BAN-52 correspondientes (en el ámbito del Árbol de la Vida cosmogónico) a Kéter, Jojmá, Biná, Tiféret y Maljut del Adam Kadmon.
Los cabalistas fueron capaces de describir cuatron niveles de frecuencia por debajo de Galgaltá (que queda como secreto, SOD de SOD), un nivel muy elevado dentro del Infinito. En los cuatro niveles inferiores a Galgaltá es donde ponen las cuatro letras hebreas que suponen el Tetragrama. De la extensión del Tetragrama, sale el Tetragramatón.
El Tetragramatón trata de representar simbólicamente como van bajando las frecuencias superiores a niveles inferiores, de cara a empezar el proceso de la formación del universo que conocemos. Por tanto, no hay que quedarse con los valores numéricos que representan la potencia si no con la imagen simbólica que trata de explicarnos el proceso.
La extensión del nombre de Di-s la hacen extendiendo cada una de las sagradas letras, de modo que (por ejemplo) la letra YOD será YOD+VAV+DALET (יוד) y, así, con todas las demás para obtener los valores numéricos 72, 63, 52 y 45, bajando la frecuencia paulatinamente como vemos en la imagen. Podemos ver como, en la primera línea, bajan las Yodin y encontramos el valor 72; en la segunda sustituyen una YOD por una ALEF y encontramos la frecuencia vibracional 63; luego dos letras ALEF más y tenemos el valor 45; y, por último el valor 52 al quitar las letras ALEF.
Con la extensión del Nombe de Di-s es como llegan los cabalistas a la comprensión y explicación de las distintas frecuencias vibracionales y energéticas con cuya reconfiguración, en el universo de Atzilut (Los Partzufim), se van a conformar los universos de la creación, de la formación y de la acción.
Como consclusión, el entendimiento del Tetragramatón, supone el comprender como el Infinito, por su divina voluntad, sale de su quietud para crear el universo. Hay que recordar que en el Ein Sof no existe el espacio-tiempo, no existe la dualidad bien-mal, ni lo masculino-femenino. Es, por tanto, mediante la restricción de su Frecuencia Infinita como se produce nuestra «realidad».