¿Puede existir Dios?

La Cábala se centra en el estudio y profundización en los secretos del Eterno; su relación con los distintos planos de la existencia; y, a su vez, representa un conocimiento de saberes místicos. Cuanto más se profundiza en el estudio de la Torá, desde la perspectiva cabalística, con más intensidad se plantea si puede haber una existencia Divina dentro de nuestra realidad. Y la respuesta a este enigma, como suele suceder, es ambigua.

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Para entender la existencia de Dios, si nos apartamos de esa visión simplista que ofrecen las religiones con su dogmatismo, partimos de dos modelos, el panteísta y el teísta. 

En la visión panteísta todo es Dios, como señala Jay Michaelson, ya que su Esencia creadora está dentro de toda la realidad que Él mismo ha creado. Esta hipótesis, seguida por religiones como el hinduismos, promulga que, si el creador crea todo desde sí mismo, lo creado forzosamente tiene que ser Él. Según la visión panteísta, todo lo que existe es, en mayor o menor medida, una emanación de la energía raigal a la que llamamos Dios.

En la visión teísta existe una separación, una diferenciación entre Él y su creación. La explicación teísta parte de la separación del Creador de lo creado. Dios es ajeno a la creación, al ser humano, a la naturaleza… pero influye en ella. Permite acceder a Él mediante la meditación, una plegaria, una petición. Según esta interpretación, todo lo creado no es Dios, es una realidad surgida de la Voluntad del Hacedor de crear la existencia. 

En Cábala, desde la visión revolucionaria de Isaac Luria, se plantea una visión teísta de la existencia de Dios pero con tintes panteístas. La visión de Luria es revolucionaria en su momento, ya que plantea que Dios no es Dios en sí mismo, pues ha tenido que autocontraer su infinitud para poder revelarse (Tzimtzum). El Eterno ha tenido que restringirse y autocontraerse porque, de no hacerlo, su infinitud devastaría la existencia finita. Si todo fuera Dios, como señala Michaelson, ¿por qué nosotros no somos Dios? La explicación sería que Dios se ha retirado de sí mismo para darnos lugar. Esta idea de Tzimtzum es la que influye en todos los cabalistas posteriores a Luria.

Según la visión cabalista Dios, al retirarse de sí mismo, crea un espacio vacío en el que poder manifestarse, pero es su propia Energía Infinita la que ingresa en ese espacio recién creado y está presente en toda la realidad, pero de un modo restringido y revestido. Gershom Scholem señala como algunos autores posteriores a Luria sostienen que dentro del Ein Sof se distinguen dos tipos de Luz Divina que irradian la una de la otra: una de ellas llena de pensamientos y otra carente de ellos, otorgándole a Dios un cierto materialismo místico.

Ambas definiciones de Dios, panteísta y teísta, muestran la imposibilidad de demostrar la existencia del Creador. Por ese motivo, existe la visión ateísta, basada en el materialismo y el racionalismo que niega la existencia de un Dios pensante y creador que pueda ejercer su voluntad en el plano de la existencia. Este postulado se basa generalmente en una confrontación con los textos de las escrituras pero, como señalábamos antes, por una visión simplista y reduccionista basada en la interpretación literal de los Textos.

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