Bondad amorosa en la disciplina y el rigor
Baruj Atá A-do-nai, E-lo-he-nu Melej HaOlam asher kideshanu bemitzvotav vetzivanu al Sefirat HaOmer.
Haiom shemona iamim shehem shavúa ejad veiom ejad laomer.
Bendito eres Tú, Señor nuestro Dios, Rey del Universo, que nos has santificado con Tus mandamientos y nos has ordenado sobre el Conteo del Omer.
Hoy son ocho días, que son una semana y un día del Omer.
Al hablar de disciplina, a menudo la percibimos como algo negativo, restrictivo y severo. Sin embargo, en la dimensión de Jesed de Guevurá, la disciplina encuentra su raíz en el amor. La mayor demostración de amor, expresada en el Génesis, reside en la restricción de la luz infinita por parte de las fuerzas del rigor, las cuales surgen para sostener la creación y su expansión ilimitada. De este modo, el mundo surge tanto de la severidad como de la presencia de la misericordia.
En nuestro crecimiento espiritual, resulta sorprendente observar que al restringirnos en comportamientos negativos (obsesiones, adicciones, actos y pensamientos), en realidad estamos abriendo espacio para una expansión y una mayor libertad interior. Por otro lado, cuando observamos las normas y estándares, a menudo percibimos un sentido de control o dominio, en lugar de reconocer las manifestaciones del deseo de promover el bienestar y crecimiento que subyacen en muchas ocasiones.
Jésed de Guevurá nos recuerda que la disciplina, ya sea autoimpuesta o esperada de los demás, es un acto de amor en sí misma.
Al reflexionar sobre nuestras acciones disciplinarias, es crucial cuestionar nuestras motivaciones. ¿Estamos guiados por un deseo genuino de ayudar y mejorar a quienes nos rodean? ¿O nuestras críticas y correcciones están impulsadas por un sentido de superioridad o por la satisfacción ante el fracaso ajeno? Reconocer la verdadera naturaleza del amor en la disciplina nos lleva a adoptar una perspectiva más compasiva y empática hacia los demás.
El ejercicio para el día nos invita a reflexionar profundamente antes de emitir juicios o críticas hacia los demás. Es una oportunidad para examinar si nuestras palabras y acciones están enraizadas en el amor y la preocupación genuina por el bienestar de los demás. Practicar la bondad amorosa en la disciplina no solo fortalece nuestras relaciones, sino que también contribuye a un entorno de apoyo y crecimiento mutuo.
Antes de emitir cualquier crítica, piénsalo detenidamente y asegúrate de que tu motivación sea la preocupación y el amor hacia el otro, mostrando actitudes compasivas y constructivas.
Shalom a todos.