Hace poco hablábamos en un grupo de amigos cabalistas sobre la venida del mesías y la era mesiánica. Nos basábamos en un texto que decía que los budistas han esperado a Maitreya por 2600 años; los judíos durante 2500; los cristianos a Jesús 2000; Sunnah al profeta Issa 1400; los musulmanes a un mesías de la línea de Mahoma 1300…; y, así, la mayoría de las religiones esperan y adoptan la idea de la llegada de un salvador. Y, además, afirman que el mundo seguirá lleno de maldad hasta que eso suceda.
Es curioso que ya se han enviado a todos estos salvadores: Estuvo Buda en Oriente, Mahoma con los musulmanes, Cristo con los cristianos… Además de tantos y tantos profetas, místicos y seres de luz; pero no nos basta, queremos la gloriosa llegada de alguien que venga a salvarnos.
Nuestra conversación derivó a la necesidad que tenemos los humanos de que alguien venga a hacer las cosas por nosotros, aquellas cosas que no tenemos tiempo, capacidad o energía para realizar. Claro ¿cómo vamos a acabar con el hambre, las guerras, las injusticias, el sufrimiento o el dolor en el mundo?. Sólo somos simples mortales con capacidades muy limitadas en un mundo que parece haberse vuelto loco.
Llevemos, de todas formas, nuestros pensamientos a términos más concretos, cercanos, manejables por nosotros; pensemos en esa famosa frase de Marcel Proust que dice “Aunque nada cambie, si yo cambio, todo cambia”. Nos daremos cuenta de que tras toda acción, por insignificante que sea, habrá una serie de consecuencias. Debemos pensar en la causalidad de las cosas, en que nuestras obras tienen consecuencias y que lo único que no cambia nada es la inacción.
Ahora vienen las excusas, que todos tenemos alguna, mis favoritas son: no tengo tiempo, no me da la vida, a estas alturas, ya soy muy mayor, yo no tengo fuerza. Todas estas y muchas más son las que decimos a diario para no enfrentarnos a las realidades incómodas y, de este modo, no hacer cosas. Recuerdo al profesor Mario Sabán que decía que dos de las causas de la falta de prosperidad en el ámbito material y espiritual son el no poner foco y la pérdida de tiempo. Sin embargo, sin quitarle la razón al profesor, a mí me gustaría destacar un elemento que me parece fundamental y que está detrás de todo pensamiento, acción o ganas de implementar algo, la energía.
Podemos tener todo el tiempo del mundo, desconectarnos de todas las redes sociales (que sí entretienen, no cabe duda), liberarnos de toda tarea tediosa u obligatoria que nuestra rutina nos ponga, podremos estar de vacaciones o en la circunstancia acomaditica más idílica; pero, si no tenemos ese umbral de energía dinamizante, no arremeteremos ninguna empresa con éxito.
Por eso, desde aquí, defiendo que es uno de los elementos fundamentales y difíciles por donde debemos empezar a trabajar, por tener energía. ¿Os habéis planteado alguna vez la causa de que esos ejecutivos (llamados agresivos) consumen analgésicos (en algunos casos hasta drogas fuertes) para su día a día?, ¿es que no están preparados para realizar esa tarea por la que han estudiado y se han formado durante tanto tiempo?, no, lo que buscan es subir sus niveles de energía para poder afrontar la situación a la que se enfrentan.
La energía, según la Cábala, es el paso de las vibraciones del infinito a frecuencias más bajas que permiten la creación del universo. Esa energía raigal que entra en ese espacio recién definido es el que va a dar lugar a todo el proceso que es por el que estamos aquí. Por tanto, y dado que somos espejo, lo que tenemos que tener en cuenta es que necesitamos energía para todo lo que hagamos. En este sentido, es muy importante el descanso, el cambio de actividad, la vida sana, etc., pero también el tener en cuenta que es la energía la que va a hacer que obtengamos nuestros logros.
Volviendo al tema inicial, sobre la venida de alguien que venga a salvarnos, eso no va a suceder; aquí no va a venir nadie a salvarnos, tenemos que salvarnos nosotros con nuestras acciones. Debemos dejar de delegar, tomar consciencia y empezar a hacer cosas, es la única manera. Si seguimos delegando, como hasta ahora en terceros, lo que ocurrirá es que vendrán los malos (como ha sucedido siempre) a ocuparse de todo lo importante. Ahí tenemos a los gobernantes corruptos, a las personas que se aprovechan de otras, a los estafadores, ladrones, etc. Pero es un espacio, que por inacción, indirectamente estamos creando y consintiendo nosotros mismos.
Las buenas obras, el tener conciencia, el trabajar, el aprovechar el tiempo, es lo que tenemos que hacer. En cuanto empecemos a hacer cosas seremos cómplices del universo; nos daremos cuenta de que el tiempo se amortiza mucho más, conseguiremos ayudantes o colaboradores y veremos como nuestra vida cada vez tiene más sentido. Porque nos estaremos convirtiendo en seres de luz, colaboradores en el proceso de acercar la era mesiánica. La era mesiánica se producirá cuando aumentemos nuestro nivel de conciencia al punto que entendamos que somos uno con la unicidad.