«Honra a tu padre y a tu madre, para que vuestros días sean largos en la tierra que el Señor tu Dios te está dando».
Éxodo 20:12
En la civilización occidental existe una situación inaceptable e incomprensible para muchas otras culturas, la disminución del cuidado y respeto a los ancianos. Esta lamentable circunstancia tiene muchas causas, como son: El individualismo de la sociedad moderna, en la que se espera que las personas mayores sean capaces de cuidarse a sí mismas; el excesivo valor dado a la juventud y la belleza física, asociando la vejez con debilidad y enfermedad; los cambios en la vida social en la que quedan claramente desfasados con el avance de la tecnología o las redes sociales; y un largo etcétera de características de esta sociedad en la que las interacciones cara a cara y el contacto social se van reduciendo de manera inexplicable.
En otras culturas sin embargo, los ancianos son miembros respetados y apreciados de la sociedad; su cuidado y atención se considera un deber sagrado; deben ser respetados y honrados por sus años de experiencia y sabiduría. Que duda cabe de que son tesoros vivos, y su presencia en una comunidad es esencial, además de enriquecerla.
A medida que las personas envejecen, requieren cuidado y atención adicionales de sus seres queridos. El envejecimiento puede ser una experiencia compleja y emocional, tanto para los ancianos como para sus familias. Para muchas culturas y religiones, el cuidado de las personas mayores se considera una parte vital de la sociedad, y es vital tratar a las personas mayores con respeto y honor.
Los ancianos en la Cábala
En la Cabalá, los ancianos son considerados como recipientes (Kli) de sabiduría y experiencia. Son respetados como los portadores de los recuerdos colectivos y la historia del pueblo hebreo. La Cabalá enseña que es un deber sagrado, y que mostrar bondad y compasión hacia ellos es una forma de honrar a Dios. De hecho, se cree que están más cerca del Creador por su cúmulo de experiencias.
Hay un concepto en el judaísmo conocido como «לְכַבֵּד אֶת הַזְּקֵנִים» (lekhabed et hazkenim), que se traduce como «honrar a los ancianos». Es un mandamiento que requiere tratar a los ancianos con respeto y dignidad, escuchar sus consejos y cuidar sus necesidades físicas y emocionales. Es considerado un fundamento esencial para la Cábala, y se cree que seguirlo trae bendiciones y recompensas espirituales. Por tanto, deben ser tratados con compasión y paciencia; se les debe dar tiempo para expresarse y compartir sus pensamientos y experiencias. También se les debe proporcionar comodidad y cuidado, y se deben satisfacer sus necesidades físicas, emocionales y espirituales.
Respetar a los ancianos no sólo es un mandamiento en la Cabalá, sino que también es una forma de preservar el patrimonio y la cultura. Los ancianos son los guardianes de las tradiciones, historias y sabiduría que se han transmitido de generación en generación. Al honrarlos, estamos preservando la memoria colectiva del pueblo judío. Gracias a ellos, por ejemplo, la Torah se transmitió de generación en generación.
La familia
La familia juega un papel vital en el cuidado de los ancianos. Se considera una obligación moral mantener a los padres o abuelos en su vejez. La Torá ordena al pueblo judío que honre a sus padres y los cuide. Esto se refleja en el verso del encabezado, que enfatiza la importancia de mostrar respeto y cuidado. Es un principio fundamental en la tradición judía que los niños deben honrar y cuidar a sus padres, incluso si eso significa hacer sacrificios personales.
El comportamiento respetuoso hacia los ancianos incluye dirigirse a ellos con títulos honoríficos, como «zekein» (anciano) o «saba» (abuelo). También se deben escuchar las historias y experiencias de los ancianos con un interés y respeto genuinos. Además, los ancianos no deben ser aislados ni ignorados, sino que deben ser incluidos en eventos y actividades comunitarias.
Atendiendo al Árbol De La Vida cabalístico, desde la perspectiva social, los ancianos deberían ser el canal Hei que une Keter con Jojmá, el punto más alto donde podemos llegar en el Árbol y que representa la conexión de sabiduría máxima. Por otro lado, también podrían suponer ese canal oculto que une la Sefirá de Biná con Maljut, que supone la unión del entendimiento con el plano de la acción.
Queremos que este artículo suponga un punto de inflexión y de aumento en el nivel de conciencia y que no abandonemos a nuestros mayores por el hecho de ver en ellos la decrepitud de una falsa sociedad de bienestar hedonista que hemos construido. Recordemos, como señalábamos anteriormente, que son tesoros que tiene la sociedad.