Disforia de género: una visión profunda desde la Cábala  

«Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era muy bueno.»
Génesis 1:31

La disforia de género ocurre cuando una persona siente una incongruencia entre su identidad de género y el sexo que tiene al nacer. En el ámbito de la psicología y la medicina suele analizarse en el contexto de trastornos emocionales o situaciones de conflicto interno. Por otro lado, en la actualidad, con el nuevo sesgo ideológico imperante en occidente, se trata de normalizar la disforia haciendo una aceptación de la voluntad del individuo que, en ocasiones, se confunde precisamente por esta tendencia social. Sin embargo, desde la Cábala, encontramos una perspectiva que nos permite explorar este fenómeno desde un nivel más profundo: el del alma y su avance a través de los mundos espirituales. Desde una óptica mística, y orientándonos en las enseñanzas de Isaac Luria, la estructura del alma podría ayudarnos a comprender la disforia de género desde una perspectiva espiritual.  

El Ser Humano: Un Alma en un Cuerpo  

El Arí nos enseña que el ser humano es, ante todo, un alma que habita un cuerpo, y que este cuerpo es solo una vestimenta temporal. Esto significa que la verdadera identidad de una persona no radica en su aspecto físico, sino en la configuración de su alma.  

El concepto de que el cuerpo es una vestimenta nos lleva a una pregunta crucial: ¿Es posible que el alma de una persona no se sienta alineada con su vestimenta corporal? Si aceptamos que el cuerpo es solo un vehículo, entonces la respuesta podría ser sí.  

Los Cinco Niveles del Alma

El alma no es una entidad estática, sino que está compuesta por cinco niveles en constante desarrollo que se perciben a medida que la persona avanza en su proceso espiritual. Es importante destacar que, dentro de cada nivel, están imbuidos los otros cinco:  De este modo tendríamos un primer nivel, Nefesh, la energía vital más básica, relacionada con el mundo de Asiá (acción). Un segundo nivel, Ruaj, también llamado El espíritu, vinculado a las emociones y al mundo de Yetzirá (formación). Un tercer nivel, Neshamá, llamado El alma superior, conectada con el mundo de Briá (creación). Y dos niveles superiores inaprehensibles para el ser humano, Jaiá, elevadísimo nivel de conciencia, relacionado con Atzilut (emanación); y Yejidá, cuya definición es la Unión absoluta con lo divino.  

Como es de suponer, estos niveles, no se adquieren de inmediato, sino de forma gradual y según el mérito espiritual de la persona. Luria explica que muchas personas solo alcanzan el nivel más básico (Nefesh), mientras que otras logran ascender a niveles superiores mediante rectificación y crecimiento espiritual.  

Si el alma ha pasado múltiples vidas en un cuerpo con una determinada configuración energética (masculina o femenina), pero en esta encarnación se encuentra en el opuesto, puede experimentar una sensación de desajuste. Este desajuste no es un error, sino parte del proceso de rectificación (Tikún) que el alma ha venido a trabajar en esta vida.  

La rotación del alma y la identidad de género  

Uno de los principios clave de la Cábala es el de la rotación de las almas (Gilgul Neshamot). Según Luria, si un alma no completa su propósito en una vida, rotará en un nuevo cuerpo para continuar su misión.  

Pero la rotación del alma no siempre sigue patrones rígidos. Aunque predominantemente el alma haya estado encarnando en un cuerpo masculino o femenino, puede darse el hecho de que lo haga en el opuesto. Esto podría generar una fuerte sensación de incongruencia con el cuerpo actual.  Desde esta perspectiva, la disforia, podría ser vista como un recordatorio del alma sobre experiencias previas, un llamado a integrar aspectos de su identidad que quedaron pendientes en vidas anteriores.  

La Rectificación Espiritual y el Equilibrio de las Energías  

La Cábala nos enseña que dentro de cada persona existen tanto energía masculina como femenina. Estas no se definen exclusivamente por el género biológico, sino por cualidades espirituales. Estas energías, como hemos visto en otros artículos, las entendemos como expansivas y restrictivas del siguiente modo:  

– Energía masculina: activa, expansiva, de iniciativa.  

– Energía femenina: receptiva, contenedora, intuitiva.  

Cada persona tiene una combinación única de estas energías, y el objetivo espiritual es equilibrarlas. En algunas almas, este equilibrio puede requerir un proceso más profundo de integración, lo que podría manifestarse en la vivencia de la disforia de género.  

¿Qué nos Enseña la Cábala sobre el Propósito de la Disforia de Género?  

Desde una perspectiva cabalística, cada experiencia que vivimos en este mundo es parte de un plan divino para nuestro crecimiento espiritual. La disforia de género, más que ser un error de la naturaleza, puede ser vista como:  

Una oportunidad para integrar energías espirituales que han quedado fragmentadas en vidas pasadas.  

Un desafío para superar la identificación exclusiva con el cuerpo y conectar con la verdadera esencia del alma.  

Un llamado a explorar un propósito único dentro de la Creación, más allá de las etiquetas sociales y físicas.  

El Tikún (rectificación) de cada persona es único. La Cábala no busca imponer un camino, sino invita a la introspección profunda para entender qué nos está mostrando nuestra alma en esta vida.  

La Identidad Real es la del Alma  

La enseñanza de Isaac Luria nos deja una reflexión profunda: no somos nuestro cuerpo, somos nuestra alma. Y el alma es un misterio en constante evolución.  

En un mundo que a menudo se enfoca en lo externo, la Cábala nos recuerda que la verdadera identidad no se encuentra en el cuerpo ni en sus características físicas, sino en la conexión con nuestra esencia espiritual y nuestro propósito divino.  

Quien vive la disforia de género podría estar experimentando un proceso de rectificación espiritual complejo, en el que su alma busca armonizar sus experiencias pasadas con su presente. La clave no es luchar contra ello, sino entender qué mensaje está enviando el alma y cómo podemos utilizar esta experiencia para crecer espiritualmente.  

«Toda persona puede ser maestra si está dispuesta a alcanzar la perfección en sus acciones.»
Isaac Luria

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