Después de estos 49 días de introspección y desarrollo de nuestros atributos, llegamos al día que celebramos el Shavuot, la entrega de la Torá en el Monte Sinaí. Al igual que en aquella travesía por el desierto del pueblo de Israel, nos deshacemos de nuestras ataduras y vamos explorando nuestro propio desierto interior lleno de espacios oscuros donde irradiar Luz.
Durante este tiempo hemos ido vislumbrando los atributos Divinos que todos tenemos. A través de nuestras experiencias personales, hemos ido desgranando todas las facetas ocultas de nuestro ser. En cada dimensión energética que hemos ido explorando, hemos visto como nuestra realidad y nuestras relaciones reflejaban dinámicas propias de cada día del Omer. Al llegar aquí, cada uno es el medidor de su proceso, y será cada persona la que transitará por la puerta de acceso al plano superior. Este proceso que nos permite abrir la puerta número 50, el entendimiento, y percibir las bendiciones de Biná.
Esto supone el nivel de conciencia que nos permite una percepción correcta de la realidad, una visión clara de todo aquello que antes no podíamos apreciar. Este entendimiento superior es la culminación de nuestro viaje de Omer.
A partir de ahora se abre en nosotros un entendimiento profundo de lo que es la compasión y el amor hacia todo lo Creado. Supone la comprensión y entendimiento de todo lo que nos rodea como parte de un todo, cuya fuente raigal, hace que todo venga de Uno y que todo esté conectado. Nos ayuda a entender que todos somos Uno. Es en este momento cuando uno por fin entiende que todo es causal, profundizando en la esencia y el verdadero sentido de la causa – consecuencia.
El proceso de rectificación completo supone dos partes: la primera es el proceso que hacemos durante el conteo del Omer que es esa fase de elevación progresiva desde el 1 al 49, el ciclo completo dentro del universo físico. A partir de aquí se pasa a la segunda fase, la fase donde se da el salto necesario para pasar del 49 al trascendental 50. El alma trasciende y supera las 6 direcciones del mundo físico hacia las infinitas búsquedas espirituales. Este es el camino hacia la perfección. El conocimiento y la sabiduría siguen siendo latentes como una cualidad que está presente y se irá haciendo evidente. Por tanto, el acceso a este portal, no es el final, es un punto más en el proceso de elevación del alma.
Ahora vienen algunas cuestiones fundamentales:
¿Estoy dispuesto a seguir aprendiendo y creciendo, aceptando que cada día trae nuevas oportunidades para alcanzar una mayor comprensión de la realidad?
¿De qué modo puedo usar mi aumento de nivel de conciencia en mi entorno para contribuir positivamente a mi entorno?
Amigos queridos, espero que todo este trabajo juntos os ayude en vuestro proceso de rectificación. Que la llegada a esta puerta de Biná os colme de realización personal y espiritual. Que exploréis con entendimiento la realidad como vehículo hacia la sabiduría en este viaje maravilloso que es la vida. Que podamos todos recibir la plenitud de la energía raigal subyacente en todo y tener una vida vida plena.