Claves para educar usando la Cábala

La educación es el gran reto de la sociedad porque en ella se cimenta el futuro de la sociedad. Educadores, con toda la buena voluntad, van dando palos de ciego para conseguir más motivacíón, autonomía y felicidad de los individuos. Hoy explicamos algunas claves para educar usando la Cábala

Es muy complejo educarnos a nosotros mismos, ya que es un proceso que ocupa toda la vida y no acaba (luego rotamos hasta completar nuestro Tikun). Con todo y con eso, a lo largo de la vida, y como parte de nuestra realización personal y cumplimiento de los preceptos, traemos descendencia. Esa descendencia es nuestra responsabilidad y, dentro de ella, está la tarea de educar. Para esta tarea contamos con la sociedad, los sistemas educativos, nuestra experiencia, conocimiento, etc. 

Voy a ilustrar este artículo con una situación reciente: 
Una niña de once años (con un desarrollo lingüístico muy por encima de su edad, cuatro o cinco años sobre la media de su clase) le planteaba a su madre que le dijera palabras para buscarlas en el diccionario. Inmediatamente, la madre, y dadas las características de la niña, atendió su demanda poniéndole una palabra bastante difícil (serendipia), enfrentándola al reto de buscar algo que no vendría en el diccionario. Con esta decisión y buena voluntad, la entretendría buscando en otras fuentes y, de este modo, alimentaría el potencial lingüístico de la niña. Con su ayuda, usando otros recursos, encontraron el significado de esta complicada palabra. 

Ahora la madre se siente contenta porque cree que ha trabajado el potencial de la niña y juntas han hecho una tarea motivante, divertida y educativa. Me estoy imaginando, además, a la niña, llegando al colegio y preguntándole a sus amigas si saben lo que significa serendipia.

Como podéis comprobar esta situación es bastante frecuente y, a priori, no supone ningún problema que valga la pena destacar; sin embargo vamos a hacer un pequeño análisis cabalístico de la situación para ver los posibles desequilibrios que se producen en esta situación; ya que, en su afán por aprovechar las características de dominio del lenguaje y motivación hacia todo lo oral y escrito de esta niña, se ven algunos errores que pueden traer consecuencias a largo plazo.

Imaginemos que cualquier persona es como una mesa en la que hay unos cuantos vasos que tenemos que ir llenando de agua. Si nos tocara llenar los vasos y, uno de ellos ya estuviera lleno, ¿tendría sentido continuar llenándolo?, lo más lógico sería continuar por los que están vacíos y no implementar algo que ya está lleno, ya que crearíamos un desequilibrio (desbordaríamos el vaso). 

En el caso que estamos tratando pasa lo mismo: tendríamos que potenciar todas aquellas facetas en las que esta niña tiene más carencias y enseñarle a que tiene que comunicarse con sus amigas adaptando su vocabulario, de lo contrario puede generar rechazo en ellas. Esto no significa que haya que abandonar el talento que la persona tiene, pero en la tarea de educar, también está saber guiar y poner algunos límites que, la niña (por su estado madurativo), no va a ser capaz.

En enseñanza y educación nos encontramos frecuentemente con estas situaciones en las que un niño tiene un potencial muy grande, por ejemplo le encanta leer, y fomentamos ese potencial poniéndole a hacerlo; o que acaba muy rápido la tarea y le pomeos más tarea; se me ocurre también ese caso de alguien que expone muy bien las presentaciones y en su grupo siempre lo hace ella, sin dejar a los demás. Todos estos ejemplos ilustran como los educadores (familias y profesorado) enriquecen las habilidades dejando de lado las carencias que pueda tener esa persona.

Debemos tener en cuenta que ciertos dones (que nos hacen únicos y cuyo otorgamiento es divino), tienen que ser elementos que nos ayuden en nuestro crecimiento personal; deben servir para acercanos a nuestro creador; y, además, servirnos para poder ayudar a otras personas. Sin embargo si este don nos aleja de las personas, podrá generar la frustración de sentirnos marginados o discriminados con la consecuente angustia, tristeza o problemas emocionales relacionados.

En Cábala, la dimensión social (Yesod) engloba todo lo relacionado con lo social y, en el equilibrio de todas las dimensiones del Árbol De La Vida, está la plenitud. El avance por los canales, es el que nos encamina hacia la felicidad; por tanto, a la hora de educar, hay que ser muy conscientes de en qué dimensión estamos operando para ir balanceando todas la virtudes y defectos.

La Cábala nos enseña a compensar las distintas dimensiones de nuestra realidad. En este sentido, a la hora de educar, cuando una persona tiene un alto componente de conocimiento innato; si es demasiado generosa, hasta el punto que abusan de esa generosidad, habrá que enseñarle a poner límites; si tiene demasiada verborrea (convirtiéndose en una persona rechazada por ello), habrá que enseñarle cuando y cómo hablar según nel contexto…

En definitiva, volviendo a la metáfora de los vasos, habría que ir buscando en cual de los vasos hay menos agua para ir rellenando sin abandonar, por supuesto, los dones que ya tiene. En ese constante trabajo de balancear, además, hay que fomentar la autonomía del individuo para que sea consciente, con el tiempo, de cuales son sus carencias y aprenda a ponerlas en armonía.