Ver de lejos implica alejarnos de la empatía, dejar ir la ternura, aquella cualidad que nos acerca al otro, para entenderlo y amarlo. Si no vemos de cerca al otro, ¿Cómo podemos entenderlo, ni tan siquiera conocerlo? Qué comunicación habría de crearse en una relación cuando hemos aprendido a ver al otro desde lejos, talvez por miedo de ser auténticos, por evasión de mostrarnos tal como somos, o por protegernos de la mirada cercana de otro ser humano, que en un mal aprendizaje sentiremos una mirada cargada de prejuicio, es decir sin fundamento.