La soberanía de nuestro reino interno.
Baruj Atá A-do-nai, E-lo-he-nu Melej HaOlam asher kideshanu bemitzvotav vetzivanu al Sefirat HaOmer.
(Bendito eres, Oh Señor, Di-s nuestro, Rey del Universo, que nos has santificado con tus preceptos y nos ordenaste contar el Ómer).
Haiom tishá vearbaím iom shehem shivá shavuot iamim laomer.
(Hoy es cuarenta y nueve días, que son siete semanas del Ómer).
En este día de Omer, el último, completamos todo el proceso de rectificación que hemos ido haciendo durante estos 49 días. Hoy completamos este proceso de liberación que nos recuerda la liberación de la esclavitud del pueblo de Israel, desde Egipto hasta el Monte Sinaí, donde recibe la Torah.
En este tiempo hemos ido limpiando aquellos aspectos oscuros de nuestro interior y encontrando la esencia Divina que hay en nosotros. En Maljut de Maljut encontramos la manifestación de la Divinidad en la realidad. Es el resultado de la intención original del proceso de emanación; la culminación del proceso descendente de densificación de la Energía Divina. Maljut recibe todas las energías superiores y es la representación total de la recepción. En el Zohar se habla de esta dimensión como la luna, que no tiene luz propia, pero supone la revelación de Ella.
Relacionado con Maljut están los atributos de la soberanía y el liderazgo que se traducen como la capacidad de ejercer autoridad, de gobernarnos a nosotros mismos por la senda recta sin apartarnos; y tratar a los demás con corrección y justicia. El liderazgo nos lleva a tener la capacidad de influir en nuestro entorno siendo canales de Luz para los demás, con nuestro ejemplo, actitud y acciones. En el ámbito más personal conduce a vencer las malas inclinaciones que aparecen constantemente distorsionando la percepción de la realidad.
En esta dimensión integramos la capacidad de actuar con dignidad en todas las circunstancias. Hemos sido creados como seres independientes y con libre albedrío para poder hacer nuestro proceso de rectificación, es por ello que somos seres autónomos dotados de autosuficiencia lo que supone que tenemos que asumir las consecuencias de nuestras acciones y actuar de manera consciente y ética. Es por ello que integramos este atributo de la dignidad.
Al estar nosotros en este plano físico como seres creados, somos vasijas de recepción, lo que se traduce en que integramos la vida y la espiritualidad. Esto segundo es un aspecto a desarrollar paralelamente a lo largo de nuestra existencia y que nos hace establecer una conexión directa con lo Divino. Al ir creciendo espiritualmente, nos damos cuenta de la magnificencia de la Fuente y de como aunarnos con ese proceso dejando de ser vasijas de recepción para convertirnos en canales de manifestación de esa Luz. De este modo nos aunamos con el plan general de la Creación.
Que en este último día del Omer hayamos podido completar la limpieza de aquellos aspectos oscuros, llenarnos de Luz Divina y poder ser Sus canales de difusión.
Shalom a todos.