La generosidad en la dignidad
Baruj Atá A-do-nai, E-lo-he-nu Melej HaOlam asher kideshanu bemitzvotav vetzivanu al Sefirat HaOmer.
(Bendito eres, Oh Señor, Di-s nuestro, Rey del Universo, que nos has santificado con tus preceptos y nos ordenaste contar el Ómer).
Haiom sheloshá vearbaím iom shehem shishá shavuot veiom ejad laomer.
(Hoy es cuarenta y tres días, que son seis semanas y un día del Ómer).
A medida que ascendemos en nuestro crecimiento espiritual, percibimos que todo lo que aquí viene, lo hace de una sola fuente o emanación. Este don de la existencia, entendemos que sólo se materializa desde el atributo de la generosidad. Nosotros somos vasijas de recepción, esa es nuestra naturaleza, y somos receptores de los dones que se nos ofrecen. Al aumentar nuestro nivel de conciencia y aunarnos con el programa de la creación, nos hacemos conscientes de que para crecer, debemos adoptar los distintos atributos. Para entender, por tanto, al Creador, debemos empezar a trabajar en aquellos actos (por pequeños que sean) que nos equiparan a El.
En este plano de la existencia somos esclavos de todo aquello que nos aleja de la verdadera esencia, de nuestra Luz interna sagrada. Y es con el trabajo de rectificación de estas semanas como vamos rectificando nuestra alma. La importancia de Maljut, en este sentido, es clave, ya que aquí, en el mundo de la acción es donde apreciamos todo aquello que debe ser corregido. La generosidad representada por Jesed en cada una de las seis subdimensiones irradia en Maljut.
Es en este plano, en Maljut, donde aprendemos, creamos y nos conectamos con nuestra esencia. Es el mundo de la acción donde toda la generosidad de la Fuente Divina se manifiesta, por lo tanto, es donde se materializan las bendiciones y somos irradiados de paz y amor. A su vez, nos sirve para ser realistas, para entender que en esta dimensión, todo es perecedero, dando lugar a otros elementos que enriquecen y ennoblecen nuestra existencia.
En el ámbito material, va de la mano con el desinterés sano hacia los bienes materiales, sin despreciarlos. La energía de la materia es necesaria para la subsistencia, pero no es la finalidad de la existencia de la persona. La finalidad de la existencia es la conexión con la Unicidad; por tanto, la materia no es más que la manifestación de toda la grandeza y el medio por el cual podemos acercarnos al Creador con buenas acciones.
Hoy exploramos la interacción entre Jesed (la generosidad) y Maljut, que es el lugar donde todo acontece. Es en este nivel donde el hombre disfruta del libre albedrío, donde puede desarrollar todo su potencial y donde puede llevar a cabo tanto obras buenas como malas. Al ser el nivel donde las energías son más densas, el mal es más evidente y Jesed se convierte en una faceta fundamental para aportar consideración y respeto hacia todo lo que existe en la creación. Es aquí donde las personas pueden cultivar su amabilidad y todas sus cualidades positivas que emanan de su yo superior en relación con su entorno.
En este plano hay algunas situaciones que plantearemos a través de las siguientes cuestiones:
¿Considero que los demás son más afortunados que yo por tener más que yo?
¿Soy capaz de ver la energía de los bienes materiales como una bendición o mantengo esa falsa creencia de que hay que renunciar a ellos?
¿Otorgo a lo material una serie de cualidades y las convierto en lo que da sentido a mi vida?
¿Soy generoso con los demás entendiendo que, al serlo, estoy agrandando mi canal de recepción?
Ejercicio del día:
Muestra tu amabilidad y cordialidad en todo tu entorno, haz sentir bien a los demás. Discúlpate con aquellas personas a las que hayas podido ofender por haber tenido dentro de ti arrogancia y sentido de superioridad de cualquier tipo hacia los demás.
Que esta energía expansiva que supone el amor y la generosidad ilumine y colabore en el refinamiento de nuestra alma animal.
Shalom a todos