39 días de Omer. Sexta semana, cuarto día, Netzaj de Yesod

La perseverancia en los vínculos

Baruj Atá A-do-nai, E-lo-he-nu Melej HaOlam asher kideshanu bemitzvotav vetzivanu al Sefirat HaOmer.
(Bendito eres, Oh Señor, Di-s nuestro, Rey del Universo, que nos has santificado con tus preceptos y nos ordenaste contar el Ómer).
Haiom tishá usheloshim iom shehem jamishá shavuot vearbaá iamim laomer.
(Hoy es treinta y nueve días, que son cinco semanas y cuatro días del Ómer.)

En este día de Omer, percibimos la importancia de los valores relacionados con la tenacidad, el esfuerzo constante, soportar y mantenernos fuertes ante las adversidades que se producen a nivel personal y en nuestras relaciones. La lucha contra la dimensión negativa del ego, como principal enemigo del ser, se hace patente. Nos invita a aprehender que todos los cambios que queremos realizar en nuestro proceso de rectificación no se logran de una vez o con grandes hechos; se consiguen a través del trabajo tenaz. El logro y los premios vendrán después del esfuerzo constante. Esto es claramente beneficioso, para obtener el sentimiento de merecimiento y reconocimiento.

Hablamos de distintos planos: El primero de ellos supone entender que nuestra existencia es un desarrollo gradual de transición entre el reino espiritual y el material; en ese transcurso bidireccional se producen una serie de procesos donde aparecen los pensamientos, las emociones y las energías espirituales que se manifiestan en la realidad de cada persona.
Relacionado con esto y, como tarea de crecimiento, está la introspección y el trabajo a nivel personal, en este sentido, la Teshuvah permite a la persona reconciliarse consigo misma y retomar el camino correcto comprometiéndose con su esencia.
Por último está el plano social y de las relaciones, dónde la persona aprende, interactúa, se comunica y se vincula con sus semejantes.

En este proceso, se pueden producir distorsiones, en las cuales, el sujeto, lleno de esta Luz que recibe, la convierte en una firme estructura construyendo una realidad irreal en la que atribuye cualidades a su persona o entorno que no le pertenecen. Esta distorsión hace su aparición constantemente y el trabajo de corrección y refinamiento espiritual requiere una motivación firme y tenaz.
Es entonces cuando el hombre obtiene la verdadera victoria, cuando se vence a sí mismo, cuando progresa en la interpretación correcta de sentido del fundamento representado por Yesod; cuando vence las malas inclinaciones y deseos que le alejan de su camino.

Planteamiento:
¿Mantienes firme tu compromiso de relación con los demás, pero sin caer en la idolatría y atribuyendo más relevancia de la que realmente tienen?
¿En tu camino de crecimiento personal y espiritual, te autoaislas de los demás negándote así a percibir el aprendizaje que el entorno provee?

Ejercicio del día:
Sé consciente de las dificultades que para tu persona supone aceptar a las demás personas en tu camino de aprendizaje y agradéceles todas las complicaciones y contrariedades a las que te someten. Entiende que eso refuerza y enriquece tu proceso de transcendencia.

Que los valores de persistencia y tenacidad de esta dimensión energética nos ayuden en nuestro proceso de canalizar todas las energías espirituales de los mundos superiores en nuestra realidad.

Shalom a todos.