La armonía en la unión
Baruj Atá A-do-nai, E-lo-he-nu Melej HaOlam asher kideshanu bemitzvotav vetzivanu al Sefirat HaOmer.
(Bendito eres, Oh Señor, Di-s nuestro, Rey del Universo, que nos has santificado con tus preceptos y nos ordenaste contar el Ómer).
Haiom shemoná usheloshim iom shehem jamishá shavuot usheloshá iamim laomer.
(Hoy es treinta y ocho días, que son cinco semanas y tres días del Ómer).
En este día del Omer, percibimos la esencia de Yesod, la armonía y la belleza de esta dimensión energética. Ésta supone el equilibrio de todas las demás subdimensiones en este ámbito. Representa el balance de los planos superiores, los inferiores y el de las relaciones del individuo con su entorno físico y social.
El arquetipo de Tiferet es Jacob, que se eleva hacia el plano superior y que, simbólicamente, representa el elevar nuestra percepción distorsionada de la realidad, aquella en la que nuestra visión egoica disminuye y es conducida hacia la esencia de nuestro ser; y, de ahí, hacia el plano superior, Keter, ese vaciamiento total del individuo para alcanzar la plenitud y conexión con la naturaleza infinita del alma.
El reflejo de Tiferet es Yesod, siendo Tiferet el sol y Yesod la luna. La unión armónica de ambas dimensiones supone el equilibrio entre la energía interior y el autoconocimiento, que se produce en dos ámbitos: el intrapersonal y el interpersonal. La subdimensión energética de Yesod en este plano posibilita esta interconexión, que es la guía del conocimiento total al combinar nuestro equilibrio interior con el equilibrio en las relaciones. Supone el crecimiento personal y espiritual como manifestación de la unidad Divina en el plano físico y social.
Desvela nuestro potencial de transformación personal y, en consecuencia, de nuestro entorno. Amplía nuestra capacidad de intuición y percepción, y nos permite tener una comprensión más objetiva de la realidad más allá de nuestra mente racional. Esto nos ayuda a entender mejor nuestro entorno y a nosotros mismos. Además, facilita relaciones equilibradas y saludables, evitando depender de nuestro entorno o perder nuestra autenticidad por el deseo de pertenecer a un grupo.
La clave para aprovechar todo el potencial de esta dimensión es cultivar toda una serie de valores relacionados con tener sintonía con nuestras conexiones emocionales y una actitud de aprovechamiento de los demás, en el buen sentido, con una acercamiento hacia ellos, siendo compasivos y practicando la empatía. Nos invita a de entender las características del otro y aceptarlo como es, sin querer cambiar a nadie; de mostrar disponibilidad y buscar la belleza y la interconexión de toda la creación que, gracias a nuestro entorno podemos captar.
Planteamiento
¿Tengo dependencia de mi entorno para definir mi identidad y la percepción que tengo de mí mismo?
¿Se basa mi vida en el qué dirán o en el aparentar?
¿Me afecta lo que dicen y hacen los demás?
¿Me siento cómodo siendo generoso y entregado en las relaciones, por supuesto sin incomodar a nadie?
Ejercicio de hoy
Busca la ocasión para desvincularte de una emoción que alguna persona te esté haciendo sentir, analiza por un lado esa emoción a ver qué es realmente… ¿verdaderamente es algo o es una ilusión?; ahora observa a la otra persona y piensa si realmente tiene algún poder sobre ti y estás padeciendo un caso de idolatría. Ahora deja ir el sentimiento que te provocaba la emoción y da gracias por esta oportunidad que se te ha ofrecido, gracias a esa persona para explorar en tu autoconocimiento.
Que esta bella energía de Tiferet de Yesod nos ayude a tener una claridad en nuestra percepción de la realidad y de nuestras relaciones.
Shalom a todos