La humildad en la humildad
Baruj Atá A-do-nai, E-lo-he-nu Melej HaOlam asher kideshanu bemitzvotav vetzivanu al Sefirat HaOmer.
(Bendito eres, Oh Señor, Di-s nuestro, Rey del Universo, que nos has santificado con tus preceptos y nos ordenaste contar el Ómer).
Haiom sheloshá usheloshim iom shehem arbaá shavuot vajamishá iamim laomer.
Hoy es treinta y tres días, que son cuatro semanas y cinco días del Ómer.
Hoy exploramos la esencia de Hod de Hod, la humildad en su máximo sentido. En esta dimensión nos sumergimos en el entendimiento de la magnificencia de todo lo creado que incluso, nos hace parecer insignificantes. Al crecer en este ámbito, se transforma nuestra percepción del mundo; la ignorancia y la arrogancia se disipan, dando lugar a un estado de claridad. Meditando en esta fuerza interior, la agitación mental y las emociones turbulentas se calman, dando paso a una serenidad profunda de conexión con nuestra esencia divina.
Nace entonces, una experiencia de gratitud. En esa humildad percibimos que somos un recipiente de Luz y que todo es un regalo del Ein Sof , nos damos cuenta de que lo que nos perturba en gran medida son nuestros deseos egoicos de satisfacción, dejando de apreciar las bondades que recibimos continuamente y que nos rodean.
La falta de humildad conduce a una insatisfacción constante en el que no se puede percibir felicidad y alegría. Ese estado de tristeza, aleja de la espiritualidad. Aprendemos como el patriarca Jacob, tras la presunta muerte de su hijo José, se sumió en una profunda tristeza. Esta aflicción lo sumergió en un estado de oscuridad espiritual, privándolo de su capacidad profética que no volvió hasta el reencuentro de ambos.
Desarrollar la humildad en nosotros supone aceptarnos, reconocer nuestras limitaciones y defectos, sin que esto signifique negar nuestras fortalezas o talentos. Nos permite defender nuestras ideas con respeto hacia los demás, incluso cuando no estamos de acuerdo. Nos eleva y ayuda a no caer en la arrogancia o el dogmatismo. Como virtud, permite construir un entorno armonioso.
Planteamiento en el ámbito personal:
¿Mi forma de ser humilde me lleva a subestimar mis capacidades y logros?
¿Siento la necesidad de minimizar mis éxitos para no parecer arrogante?
¿Me resulta difícil aceptar elogios o cumplidos sin sentirme incómodo o avergonzado?
En el ámbito de las relaciones:
¿Mi sentido de humildad me lleva a tolerar la falta de respeto de los demás?
¿Me cuesta poner límites por mis inseguridades y miedos?
Como práctica para avanzar y superar los obstáculos en este ámbito, nos esforzaremos en cultivar la sinceridad y la honestidad con nosotros y con los demás. Y también trabajar la compasión buscando la forma de ayudar sirviendo a los demás.
Ejercicio del día
Hoy vamos a ejercitar la gratitud sintiéndonos humildes dentro de la humildad. Haz una lista de todas esas cosas por las que estás agradecido cada día.
Que esta virtud de la humildad nos llene de alegría interior y podamos profundizar aún más en nuestro crecimiento espiritual.