20 días de Omer, tercera semana, sexto día, Yesod de Tiferet

La unión en la armonía

Baruj Atá A-do-nai, E-lo-he-nu Melej HaOlam asher kideshanu bemitzvotav vetzivanu al Sefirat HaOmer.
Haiom esrim iom shehem shené shavuot veshishá iamim laomer.
(Bendito eres, Oh Señor, Di-s nuestro, Rey del Universo, que nos has santificado con tus preceptos y nos ordenaste contar el Ómer.
Hoy son veinte días, que son dos semanas y seis días de Omer).

Yesod y Tiferet representan la unión de dos elementos esenciales que construyen la personalidad del individuo: su ego y su identidad. Al transitar por este canal, se produce el vínculo entre la personalidad y la individualidad (el ser interno). Tiferet simboliza la dimensión interior del ser, mientras que Yesod representa su vínculo con el exterior. La unión de ambos genera un equilibrio en las relaciones tanto intrapersonales como interpersonales.

Esta unificación en el plano inferior (que es lo que trabajamos en la cuenta del Omer) constituye la esencia de la Creación, el poder fundamental que reside en la Unidad. A nivel personal, nos permite desarrollar una visión completa, la capacidad de contemplar todos los aspectos de cada situación, lo que fomenta la tolerancia y la empatía hacia los demás y hacia nosotros mismos.

A nivel interior, esta energía, facilita la conexión entre las dos dimensiones polarizadas de la psique humana: su lado masculino y su lado femenino. La armonía en este ámbito intensifica la capacidad de percepción de la persona. También representa el fundamento del Yo, la verdad que reside en nuestro interior, como un fractal de la Fuente, vinculado con el Uno, lo que somos en esencia. Mediante esta energía, nos liberamos de las influencias y condicionantes egoístas y fluimos hacia la verdad del Ser.

En el ámbito social y afectivo, Yesod y Tiferet, sientan las bases de las relaciones de amor, amistad y valores como la lealtad y la fidelidad. Favorecen y permiten la comprensión, atraen la armonía y la felicidad en nuestras vidas. Debemos integrar en nosotros mismos la idea de que, gracias a nuestras relaciones con los demás, podemos vernos a nosotros mismos; somos un reflejo de lo que vemos en los demás. Aquello que menos nos gusta del otro es algo que debemos mejorar en nosotros mismos.

En el ámbito del crecimiento personal y espiritual, Yesod y Tiferet, nos guían hacia la creación de vínculos con los demás para desarrollar nuestra compasión. Para que ésta se manifieste y nos eleve, nos comprometemos a contribuir al bienestar de quienes nos rodean, creando un canal y comprendiendo que, aunque el receptor se beneficia, lo hace mucho más el dador, pues se está aunando con el plan Divino del programa de la Creación. De esta manera, se convierte en una herramienta del Ein Sof.

En este proceso, nos plantearemos lo siguiente:
¿Estamos verdaderamente conectados con aquellos a quienes mostramos amabilidad y nos brindamos, o permanecemos distantes emocionalmente?
¿Al ayudar a los demás, nos acercamos o nos distanciamos de ellos?
¿Tu interacción logra trascender más allá de un gesto de empatía?

La compasión va más allá de simples gestos y se arraiga en una conexión emocional y espiritual más profunda. Tengamos en cuenta con qué energía superior nos estamos conectando.

Ejercicio de hoy:
Tómate un momento para evaluar tus acciones. Asegúrate de que están enriqueciendo tu Yo interior a la vez que ayudas a los demás de forma desinteresada.
Plantéate tener actos de generosidad. Observa cómo se crea un vínculo con esas personas con las que estás teniendo un acto altruista, una palabra amable, un agradecimiento o un gesto de amor.

Que esta energía de Yesod de Tiferet nos ayude en nuestro crecimiento intrapersonal e interpersonal.

Shalom a todos