13 días del Omer, segunda semana, sexto día, Yesod de Guevurá

La unión en la disciplina

Baruj Atá A-do-nai, E-lo-he-nu Melej HaOlam asher kideshanu bemitzvotav vetzivanu al Sefirat HaOmer.
Haiom sheloshá assar iom shehem shavúa ejad veshishá iamim laomer.
Bendito eres Tú Adonai, Elohim nuestro Rey del Universo, que nos has santificado con Tus mandamientos y nos has ordenado con respecto al conteo del Omer.
Hoy son trece días, que son una semana y seis días del Ómer.

Yesod de Guevurá nos hace percibir la conexión entre la disciplina, el compromiso y los vínculos; y nos invita a explorar la interrelación que existe entre esos valores.

La fuerza de los vínculos y compromisos con nuestros objetivos, relaciones y el fundamento de nuestro ser puede conducirnos a la dicha o al caos, dependiendo de su calidad y nuestras intenciones. En Yesod encontramos el arquetipo del Patriarca Yosef que enfrentó una Prueba de Disciplina en materia de conducta sexual. Apegado a sus principios morales, Yosef encontró la fuerza para superar la tentación. Su nobleza también se manifestó al perdonar a sus hermanos, incluso consolándolos y aliviando su culpa.

Establecer compromisos estará lleno de tentaciones que tratarán de apartarnos de ellos y nuestras metas, como le sucedió a Yosef. Nos enseña a mantenernos firmes en momentos difíciles, especialmente en áreas sensibles como la honestidad y la sexualidad. Estos valores enfatizan la importancia del vínculo en los límites y la fidelidad en la disciplina.

Tanto en el ámbito personal como en el interpersonal, los límites sirven para establecer un vínculo fuerte y se convierten en un elemento fundamental de la convivencia. No se trata de una imposición unilateral, sino de un esfuerzo conjunto y beneficioso para todos.

Un elemento de disociación producido en esta dimensión será el reflejo de la acción de Guevurá en nuestra conciencia yesódica. Aspectos negativos de la psique surgirán con fuerza, como la ira que aparece como respuesta a la frustración. Estos elementos de reactividad, propios de la inmadurez y que en ocasiones son inconscientes, nos llevan a cometer errores repetidamente. En este sentido, el camino de rectificación supone identificar el origen de esas reacciones, saber si provienen de nuestro verdadero yo o de estructuras consolidadas en nosotros y nuestro complejo egoico. La solución pasa por establecer un equilibrio entre el compromiso y el desapego, para lo que una vez más los límites y la autodisciplina son fundamentales. Al trabajar este aspecto, la influencia de las sefirot superiores se hace presente y paulatinamente deja de suponer un esfuerzo.

Es importante que entendamos que la disciplina y los límites no se basan en el control y el ego, sino en la conciencia. Se trata de fluir con las situaciones, comprometiéndonos de manera natural con ellas.

Planteémonos las siguientes reflexiones:

• ¿Los límites que ponemos tienen la finalidad de beneficiar a otros o buscan nuestra propia conveniencia? • ¿Preferimos el poder y la autoridad o preferimos un enfoque colaborativo con decisiones compartidas? • ¿Tendemos al control y toma unilateral de decisiones o compartimos responsabilidades fomentando relaciones de igualdad?

El ejercicio de hoy consiste en poner en práctica cómo los límites en nuestras relaciones (hijos, pareja, amigos…), siempre de modo correcto y educado, fortalecen y son expresión de nuestra unión y compromiso.

Que esta energía de Yesod de Guevurá nos permita ser leales y honestos en nuestros objetivos y en los vínculos que establecemos con los demás.

Shalom a todos